El Beso...

Cállate, nada digas.
No quiero que disipes este blando misterio...
Deja que en el hondor de los minutos,
se asfixien las palabras y arda sólo el deseo.
Bésame así, despacio.

Qué profundos tus ojos, dos silencios tocados con un velo de caricia 
tiñendo la blancura de mi carne con el oro rosado del incendio.
¡Qué flexible tu boca!
Tiene a veces palpitación de ruego, o es tan cálida y suave,
como una fruta bajo el sol madura
o como el pálido rubor de un seno.
Bésame así.....despacio.

Que tu lengua como una llama viva alimente mis sueños,
y después en mi lánguido abandono, 
sea una brisa limpia brillando en los jazmines de mi lecho.
(...)
 el veneno me lo diste
entre los opios tibios de tu aliento.

Así...despacio.
Que mi cuerpo todo 
para tus labios sea tibio estremecimiento,
y que tu vida baje hasta mi vida
bajo la muda encarnación
... de un beso.


Laura Victoria
Gertrudis peñuela