La Agonía del Crepúsculo ...

Acaricia en silencio la angustia de mis manos
y vamos al prodigio del crepúsculo...
Arde el sol como la espuma de la miel madura, 
y el río ya no grita, se derrama bebiendo en su avidez,
hojas marchitas que brillan como láminas de cobre
sobre la fresca convulsión del agua...

Bésame castamente las pupilas
doradas de paisaje...

Cógeme entre tus brazos, 
me sofoca este olor excitante de espinos florecidos,
me acobarda esta brisa cargada de frescura que a veces,
 peina mis cabellos claros o juega como un niño entre mi falda.

Es la hora del fuego.
Olor de plenitudes, fosforecer del agua.
Sofocación de alientos ignorados,
dedos suaves de brisa, fugaz dulzor de cárdenas granadas. 

(...)
Seré un himno de luz en el paisaje.
Y en el vaso moreno de tu cuerpo,
me plegaré con tenuidad de encaje
... para quemar con castidad de llama.

Gertrudis Peñuela
-Laura Victoria-

(extracto)