Ciudad en que No Existo ...

*
Creo que mi ciudad ya no tiene consuelo
entre otras cosas porque me ha perdido,
o acaso, sea pretexto de enamorado
que amaneciendo lejos, imagina sus arboledas 
y sus calles blancas.

Seguramente ella no recuerda mis pasos que la saben de memoria,
o tal vez esté sorda y ensimismada y entorne sus persianas como párpados
para no ver la expiación del amor..

Yo, en cambio, la recuerdo aunque me ignore,
a través de la bruma la distingo y a pesar de acechanzas y recelos,
la recupero cálida y soleada, única como un mito discretísimo.

Recojo de anteayer su imagen persuasiva 
que nos había convencido a todos
Uno se acomodaba entre las rocas y el agua mansa de río salado
venía a lamer los pies y casi se quedaba...

Y cuando el horizonte se apagaba,
y una hebra de sol se quedaba en un pájaro,
el pino verde claro y el pino verde oscuro acababan meciéndose 
... como las siluetas de dos gandules que lamentaran algo

De pronto la noche se volvía perpetua,
y la alegría dulce y taciturna 
si la vía lechosa se voleaba sobre nosotros reminiscentes,
era lindo acampar en el insomnio...

Luego que el mediodía acumula propuestas,
y es tiempo de una siesta que no duermo,
hay una verde comunión de rumores
... tengo ganas de besar,
 pero los labios complementarios faltan sin aviso.

Antes ahora, antes ahora. antes...
cumplo con la absurda ceremonia de escindir mi ciudad en dos mitades,
en un rostro ritual y otro crispado,
en dos rumbos contrarios en dos tiempos.
Y sin embargo, es útil recordar que el ahora,
 estaba germinando en el antes,
que el ahora integral sólo pudo formarse con pedazos de antes.
y de antes de antes...

Cuando escribo estos rápidos indicios
algo en mí se estremece se sonríe

La cosa no es golpearse el pecho,
 ni regodearse en el desconsuelo,
ni aprontarse para el derrumbe,
este capítulo no es de tango ergo a inscribirse en el futuro.

Quizá eso signifique que para los mejores,
el futuro va a ser una victoria plena.
Para algunos otros, la ocasión de encontrarse,
y para muchos más, una franja de vida
ergo a inscribirse en el futuro...

Por eso he decidido ayudarte a existir aunque sea llamándote
- ciudad en que no existo...
Así, sencillamente ya que existís en mí,
he decidido que me esperes viva
... y he resuelto vivir para habitarte.

Mario Benedetti 
La casa y el Ladrillo
Extractos