Noche del Sentido...



Como cuchillos, 
fueron nuestros besos, 
en tanta sombra hiriéndonos callados.

Vida o muerte nos dimos muchas veces,
 
tan ebrios de aquel vino con ceniza
 que la luna vertía en nuestro pecho.

¿De qué nos escondía nuestra carne?

La luz llegó desnuda, 
devolviéndonos
 lo robado a la noche, su mentira.

Y el recelo acampó sus negros potros 
... 
en el desierto campo de batalla.

Abelardo Linares