Trepar a los Árboles

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Cuando salgan de vuestra agua, ya a la tarde -porque deben estar desnudos, 
con la piel suave-, suban también a sus grandes árboles junto a la brisa. 
El cielo debe estar mortecino. Busquen árboles grandes, 
que a la noche mezan sus copas negra y blandamente. 
Y entre sus hojas aguarden la noche, rodeada de fantasmas y 
murciélagos la frente.
Las ásperas hojitas de la broza les arañan la espalda, que deben, con firmeza, 
apoyar en las ramas; trepen aún, un poco jadeantes, más arriba, entre la fronda. 
Es hermoso mecerse subido en el árbol. Mas no se mezan jamás arrodillados. 
Deben ser al árbol lo mismo que su copa, mecida desde siglos por él al atardecer.

Bertolt Brecht