Estrofa

*
Instante, venido de una mano que tanto había amado, 
me diste precioso alcance al oscurecer, 
como una paloma negra. 

Clareaba ante mí el camino, 
vaho sutil de un sueño en el ocaso de una sagrada cena.

Instante, grano de arena solitario, 
tú que entero ocupaste la trágica clepsidra muda, 
como tras de haber visto a la Hidra en el jardín del cielo.

Giorgos Seferis


Fotografía de : Alexander Yakovlev