*
Recorríamos juntos, el camino de asfalto,
burbujas de sonrisas, brillaban en lo alto.
Una lluvia de estrellas cayó sobre mis labios,
y en ese mismo instante, separamos las manos.
Allí nos despedimos, sin saber hasta cuando,
la risa en los bolsillos, y en el pecho el fracaso.
Te fuiste caminando hacia un mundo lejano,
perdida la esperanza, de morirnos amando.
Yo me quedé parada, enredada en mi pena,
mirando cómo se perdía, tu sombra entre la niebla.
Mis lágrimas saladas mezcladas con la lluvia,
quisieron arrancarme del pozo de penumbra,
donde la luna es negra y el sol durante el día,
cubierto de tristeza, parece que no alumbra.
Y me dieron una caja sin envoltorio apenas,
y dentro la esperanza, de una vida más bella.
Miré de hito en hito a mis dos compañeras,
las lágrimas saladas y la lluvia de estrellas.
Ahora sé que algún día, cuando menos lo espere,
sin lágrimas ni lluvia, podré volver a verte.
Cruzaremos las miradas en el camino de asfalto,
y allí... en el mismo sitio, donde nos separamos,
juntaremos las manos, y uniremos de nuevo
... corazones y labios.
© Lunah Blanca
Fotografía: The sacred valley
Por: TJ Drysdale
