Te dejo con tu vida tu trabajo, tu gente,
con tus puestas de sol y tus amaneceres
sembrando tu confianza
sembrando tu confianza
Te dejo junto al mundo derrotando imposibles
seguro sin seguro.
Te dejo frente al mar descifrándote a solas,
sin mi pregunta a ciegas,
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas
sin mis inmadureces, sin mi veteranía.
Pero tampoco creas a pie juntillas todo,
no creas, nunca creas este falso abandono.
Estaré donde menos lo esperes,
por ejemplo,
en un árbol añoso de oscuros cabeceos,
estaré en un lejano horizonte sin horas,
en la huella del tacto,
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás y enseguida te siguen...
y ojalá pueda estar,
de tu sueño en la red
esperando tus ojos y mirándote.
Mario Benedetti