*
Me hallé mirando tu desnudez mojada;
el agua por tu rostro, el agua por tu pecho intrépida bajaba.
Uní junto a la tuya, mi desnudez ardiente;
el agua entonces fría, acarició mi frente.
Me acarició la carne y el alma,
ardientes consejos que mis manos acataban.
Vagué por tus perfiles,vagaste por los míos,
sentimos deshacerse nuestros profundos fríos.
Mientras que escurridiza y cual testigo muda,
el agua nos brindaba su erotizante ayuda.
Francisco Argenteo
Fotografía: Melancolia
Por: Dragan Todorović