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Al fin,
dulcemente,
dejando los muros de la fuerte mansión almenada,
el duro cerco de las cerraduras, tan bien anudado;
la guardia de las puertas seguras, sea yo libre en los aires.
Con sigilo sabré deslizarme;
pon tu llave suave en la cerradura y,
con un murmullo,
abre las puertas de par en par ¡alma mía!
Dulcemente
- sin prisa -
(carne mortal, ¡oh, qué fuerte es tu abrazo!
¡oh amor! ¡cuán estrechamente en tus brazos me tienes!)
Walt Whitman
Fotografía de Nikolay Zharov