Abierta (selección)

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III
En ti el aire se hace noble, costa de arena fina la piel, 
la carne el mar extenso y el amor más dulce, 
la más armónica marea.

IV
Agua profunda,  corriente que, sin ver jamás el monte, 
sin conocer la selva, diriges a tierra el mar, el ciego. 
Agua en que mil formas me encuentras 
siempre más libre que la luz del sol.

VI
Noches de velos ariscos, tus ojos; mi carne, 
toda un lento eyacularse, frente a ellos se muere, 
se cierra más allá del tacto, se niega toda puerta, 
y como un misterio te encuentra, dentro de sí, 
oración milagrosa, vedada alteración sin nombre 
que me obliga a entregarme.

VII
Tu cuerpo pulsado por sí mismo es, en mis oídos,
 viento claro y fresco, sonido limpio del cobre y del aliento; 
eres tus labios rezumantes de lima, 
eres tus ojos recubiertos de bruma, 
eres tu mano fina ciñéndose sierva,
porque en ti anida el mar, eres su guía, 
y de ti la más torpe raíz bebe su espina; 
porque tú eres el viento y eres también la roca virgen 
que muchos metros ocultan.

XII
Abrazo de la tierra, certeza de lo que el monte dice, 
secreto hecho voz, es el silencio tu aliento cuneiforme, 
caligrafía de los dioses son tu olor y tu cuerpo de amor sedientos.

XIII
Durazno miel de la uva, 
fibra del pérsimon; 
me ofreces un glosario de carnes 
.. en cada beso.

Carmen Boullosa