Solos ...

*
Vámonos silenciosos por las hondas avenidas de palmas,
y dejemos la luna que se tienda, como una enredadera a nuestras plantas. 
Deja que la mudez de nuestras bocas devore las palabras,
mientras la fría claridad del cielo, tiñe de azul la placidez del agua. 

Es inútil que dejes tus pupilas vagar entre su túnica rosada;
sólo hallarás entre mi cuerpo tibio una glacial coloración de nácar. 

Y si a tu beso me traiciona el llanto,
¡bésame más!
... sin preguntarme nada.


Gertrudis Peñuela
-Laura Victoria-

(Extracto)