Abierta ...

Filo de la luz,
fruta abierta que a la noche vuelves fuego
y que a la llama cambias en fresco sentido;
llego a buscar tu aliento más sedienta ...
Pozo de amor que me asombras,
cántaro de día.

No eres la pluma que al aire se inclina, 
ni el cuello tibio del ganso, 
ni la piel del tímido durazno; 
eres el injerto de toda esa ternura 
en la fuerza del monte, 
en el salto de un felino acorralado.

Claro pétalo que a la flor te asomas,   
costa que hacia la densa selva miras, 
filo de acero que sobre el acero pesas, 
fiel raíz que al tallo imitas, 
a la flor, a los aromas, 
sobre ti te vuelves. 

Eso, pero también el pétalo terso, 
gozo de color y de perfumes, 
la costa abierta como ninguna boca, 
el acero afilado y tenso, la raíz sólida, 
llena de poder y de lumbre, dadivosa;
así eres tú, amor, así tú y yo,
dos entregas amantes y amorosas...

Carmen Boullosa