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Ni siquiera yo sé por qué me vive
la vida, este aluvión de torpes luces
en criaturas reunidas, aguas que vienen a mezclarse al caudal mío...
Soy yo tantas mujeres en mí misma ¡Están viviendo en mí tantas promesas,
tantas desolaciones y amarguras, tanta verdad que no me pertenece!
Tengo la vida demasiado ciega con recuerdos
-¿de dónde?- que me agobian con nostalgias profundas
-¿de qué cimas?- ¡Y mi voz, viene a veces tan lejos!
¿Qué estéril hembra honda me recorre esta heredad vital que soy, gritando?
¿Qué mujer oscurísima y humilde dispone en mí este sol para el consuelo?
¿Qué caminante altísima se cansa de poblarse en la luz hacia la sombra
y se acoge al origen, a mi orilla, junto a los dulces animales vivos?
¿Vengo de raza de mujeres tristes, con todas las tristezas silenciadas,
o que callaron el susurro exacto del amor, y me empujan a decirlo?
¿Quién me ha ordenado ineludiblemente hablar con voz ajena a mi silencio,
presintiendo, crecida, o recordando, existiendo a la vez de tantos modos?
Yo, múltiple, plural, amigos míos, no soy nada. Soy todo.
Soy aquélla que se quejaba a Dios de no ser río y ser mar,
ser clamor y no palabra,
ser laberinto y no sencilla ruta,
ser colmena y no ser única abeja...
María Beneyto
Criatura múltiple