Soneto 23

Arrebátame, amor, águila esquiva,

mátame a desgarrón y a dentellada,

que tengo ya la queja amordazada 
y entre tus garras la intención cautiva.

No finjas más, no ocultes la excesiva 
hambre de mí que te arde en la mirada.

No gires más la faz desmemoriada
 y muerde de una vez la carne viva.
Batir tu vuelo siento impenetrable, 
en retirada siempre y al acecho.


Tu sed eterna y ágil desafío.
Pues que eres al olvido invulnerable,
 
vulnérame ya, amor, deshazme el pecho

... y anida en él, demonio y ángel mío.

Antonio Gala
Sonetos de la Zubia.