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Soy mi huésped nocturno en dosis mínimas
y uso la noche para despojarme
de la modestia y otras vanidades.
Aspiro a ser tratado sin los prejuicios de la bienvenida
y con las cortesías del silencio.
No colecciono padeceres ni los sarcasmos que hacen mella,
soy tan sólo mi huésped y traigo una paloma
que no es prenda de paz sino paloma.
Como huésped estrictamente mío, en la pizarra de la noche
trazo una línea blanca, luego soplo mi brisa
y los postigos y las ramas tiemblan.
Como huésped de mí,
sé de mí lo que pienso, no es gran cosa...
armo mis barricadas contra el sueño a pesar
de que el sueño las derribe.
Soy mi huésped, a qué negarlo,
pero a veces también soy un extraño de mí,
cuando mi rústico anfitrión me mira
siento que estoy de más
... y me escabullo.
Mario Benedetti
La Vida ese Paréntesis
Preguntas al azar