Poema V

*
Para que tú me oigas, mis palabras se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú  culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.

Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. 
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.


Pablo Neruda