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Cerrar la puerta cómplice con rumor de caricia,
deshojar hacia el mal el lirio de una veste.
-La seda es un pecado, el desnudo es celeste;
y es un cuerpo mullido, un diván de delicia.-
Abrir brazos... así, todo ser es alado;
o una cálida lira dulcemente rendida
de canto y de silencio... más tarde,
en el helado más allá de un espejo,
como un lago inclinado ver la olímpica
bestia que elabora la vida...
Amor rojo, amor mío;
sangre de mundos y rumor de cielos...
Delmira Agustini