Te he visto, océano,
te he galopado a lomos de un violín de madera,
pulida de un potro alabeado del color del cerezo,
y eras, océano, un prado de hierba azul en movimiento.
Como si fueras el propio olvido
te he visitado océano,
emperador de las aguas
espejo profundo del cielo
y he visto en tus eternas barbas de espuma
cereales azules y flores del silencio...
Blanca Andreu
El sueño oscuro