Caminares

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Desde la acera del mundo vemos pasar el largo desfile del absurdo.

No logra intimidarnos su máscara de poder.
Ni los zarpazos feroces con que guarda su égida absoluta.
 Tampoco nos seducen sus oropeles y comparsas
de dragón bicéfalo.
 Con el atardecer soltamos a volar un barrilete,
su arco iris va pintando las calles.

Caminamos,
hasta que la luna se ofrece a reemplazarlo,
desmadejando su trenza de colores.

Creemos que otro mundo es posible,
un mundo con miradores de sol en el que las mujeres
podamos vestirnos de sonrisas.
 En el que niñas y niños puedan jugar la misma ronda,
recorrer los prados cantando mil canciones
y bebiendo agua clara de los manantiales.

Guisela López