Del Oído

*
Se levanta tu voz, se enrosca y se estremece,
serpiente y remolino, se enzarza en mis cabellos,
sube aún, se engrandece, se enajena en rugido
y pierde la noción del trino o la palabra.
Eres otro en tu voz. 
No conozco a ese hombre que grita en el placer, 
delicioso extranjero que habla lenguas angélicas
... en una cama impura.

Josefa Parra
Alcoba de agua