Raíz Salvaje ...

Me ha quedado clavada en los ojos, 
la visión de ese carro de trigo 
que cruzó rechinante y pesado,
sembrando de espigas el recto camino.

¡No pretendas ahora que ría!
¡Tú no sabes en qué hondos recuerdos estoy abstraída!

Desde el fondo del alma me sube
un sabor de pitanga a los labios.
Tiene aún mi epidermis morena,
no sé que fragancias de trigo emparvado.

¡Ay, quisiera llevarte conmigo a dormir una noche en el campo
y en tus brazos pasar hasta el día, bajo el techo alocado de un árbol!

Soy la misma muchacha salvaje,
que hace años trajiste a tu lado...

Juana de Ibarbourou