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Vencida estoy en tu noche febril.
Soy esa luna que lentamente se desangra,
soy esa luz que se debate entre la libertad del aire
y la penumbra.
Pues al sumirme en ti como en un sueño,
he iniciado mi viaje por un extraño laberinto,
donde sólo se plasma la única imagen tuya.
Abordo ahora un infinito tren con rumbo conocido
.. el tuyo.
Hay una puerta abierta a ti,
detente en ese umbral,
quiero saciar la sed de esta aventura,
calmar ese deseo de tenerte,
de sentirte cotidianamente
habitando en mi, abordando mi lecho.
Detente en esta orilla,
pasajero de todos mis momentos...
Cristina Maya
(extractos)
