Don del Poema

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¿A quién sino a ti, diré la hora llorada en la soledad invisible,
amor, donde crece y calla el ansia imposible, donde es incierto el astro, 
nocturno el verde es, donde sed de más sed hace el ansia imposible?

               Me llamas, real amor verdadero.
Puedo huir: todo lazo arde en tu llama encendida;
puedo morir: ¡el fruto me es dado en tu dulzura!
Pero resto en tu vida, nazco a lo que más quiero
desde el centro secreto de tu propia dulzura.

               Vivo, y no por antiguos sueños,
amor, yo te traeré el inefable poema,
sino por la hora tuya, pura en su rama extrema,
o por pobres trabajos de mis manos empeño
por imitar la flor -¡oh inefable poema!

Carles Riba



Fotografía de Svetlana Belyaeva