La Promesa ...

*
¡Todo el oro del mundo parecía
 diluido en la tarde luminosa!

Apenas un crepúsculo de rosa 
la copa de los árboles teñía.
Un imprevisto amor, mi mano unía
 a tu mano, morena y temblorosa.

¡Éramos Booz y Ruth ante la hermosa
era que circundaba la alquería!
-¿Me amarás?- murmuraste...
Lenta y grave
 vibró en mis labios 
la promesa suave
 de la dulce, la amable moabita.
Y fué como un ¡amén! en ese instante 

el toque de oración que alzó vibrante
... 
la rítmica campana de la ermita.

Juana de Ibarbourou