La Tarde ...

He bebido del chorro cándido de la fuente.

Traigo los labios frescos y la cara mojada.

Mi boca hoy tiene toda la estupenda dulzura
 de una rosa jugosa, 
nueva y recién cortada.

El cielo ostenta una limpidez de diamante.

Estoy ebria de tarde, de viento y primavera.

¿No sientes en mis trenzas olor a trigo ondeante?

¿No me hallas hoy flexible como una enredadera?

Elástica de gozo, como un gamo he corrido
 
por todos los ceñudos senderos de la sierra.

Y el galgo cazador que es mi guía, rendido,
se ha acostado a mis pies, 
largo a largo, en la tierra.
¡Ah, qué inmensa fatiga me derriba en la grama

y abate en tus rodillas mi cabeza morena,
 
mientras que de una iglesia campesina y lejana 

nos llega un lento y grave llamado de novena!

Juana de Ibarbourou