Duermo bajo tu luz y me despierta
un eco de latidos que viene de muy lejos.
Dejo caer mis dedos
por el caudal crecido de tu inmóvil cabello
y acaricio tu rostro, tus mejillas,
tus labios ...
con mis ojos cerrados, en lo oscuro,
despacio,voy a tientas,
recorro la nieve antes no hollada de tu carne.
Quiero sellar las grietas que el tiempo helado forma
y cerrarte los ojos sobre sueños
y tenerte por siempre en mi hermosa mentira.
Quiero habitar tus brazos que sólo viste el aire
y entrar al cielo inmóvil de tu alma
y ver mi soledad reflejada en tu pecho.
Bajo mis manos eres
... la luz del primer día.
Irene Sánchez Carrón