El Mar ...

El mar soñó en voz alta que tú me besarías.
Libérame un instante los labios, necesito contarte 
sobre el filo de aurora en que amaneces conmigo, 
que fue cierto, que sí, que nos amamos.
Y ya antes que deshaga de espumas,
-El mar sueña que muero a tu costado-
reanúdate, yo quedo.

Y déjame tus manos, o llévate apretados contigo,
estos dos gozos y miedos y gemidos.
Mis dos gritos a un tiempo;
dos tigres, dos palomas;
dos culpas y una sola locura y un milagro.

O déjame tus manos.
Dos potros, dos tormentos,
dos náufragos, dos puertos;
dos fuerzas, dos desmayos;
dos gotas de una lluvia de estío;
dos blasfemias, dos templos, dos guaridas;
dos cielos, dos infiernos, dos dioses, 
y una génesis sola sobre el caos.

La sal,
ancla en el fondo del mar castillos blancos.
Desátame los brazos o apaga estos caminos de viento
... que me llaman.
O vuélveme a la hoguera del beso hasta que queden cenizas.
Desde el nácar profundo
... sueña un niño celeste, que amanece.

Matilde Alba Swann