Contemplo a Menudo el Cielo de mi Memoria...

*
Todo lo borra el tiempo.
Como las olas borran los trabajos infantiles sobre la allanada arena.
Habremos de olvidar estas palabras tan precisas, tan vagas,
tras las que el infinito sentimos cada uno.

Todo lo borra todo el tiempo, más no apaga los ojos.
Sean de ópalo, de estrella o de agua clara;
bellos como en el cielo o en un lapidario
para nosotros arderán con fuego alegre o triste.

Unos, joyas robadas de su vivo joyero,
a mi corazón lanzarán sus duros reflejos de piedra,
igual que un día en que engastados, sellados en el párpado,
brillaban con un fulgor precioso y frustrante.

- Constelad por siempre el cielo de mi memoria,
inextinguibles ojos de quienes amé.-

Borra como una bruma el olvido los rostros,
los gestos adorados en otro tiempo a lo divino,
por quien locos estuvimos, por quienes fuimos sensatos,
fascinación del error y símbolos de fé ...

Todo lo borra el tiempo, la intimidad de las noches,
sus miradas que acarician como un arpegio mis nervios,
mientras sobre nosotros sus incensarios la primavera agita.

Otros, como el mar tan cambiante y tan dulce,
nos extraviaban hacia el alma en sus ojos hundida
como en esas tardes marinas a que lo ignoto nos empuja.

Sobre tus claras aguas navegábamos, mar de los ojos.
Henchía el deseo nuestras tan remendadas velas.
Y las tempestades pasadas olvidando, partíamos
sobre las miradas para descubrir las almas.

Tantas miradas diversas, las almas tan parejas.
Qué decepción para nosotros, viejos prisioneros de los ojos.
Habríamos debido quedarnos a dormir bajo la pérgola,
pero se hubiesen marchado igual de haberlo sabido todo.

De éxtasis gemía más allá de las verdaderas aguas,
bajo el arca sacrosanta de una nube que creíamos profética,
pero es dulce tener para un sueño estas heridas,
y su recuerdo como una fiesta fulge.

Marcel Proust