Vendrá ...

*
Vendrá, vendrá el amor
-seguro laberinto-.
Descorriendo sombras, jarcias escarlatas,
como Julio, mil espejos entreabiertos,
-dulces añicos de luz atrapados por la brisa-.

Huele a sol. 
La calle, cómplice y ensimismada,
nos conduce por los recodos verdes de la dicha.
Azul, demasiado azul en el lento horizonte,
impulso de mar hacia los estambres de la noche.

La calle, sabia; el paso confiado, sutilísimo,
hacia la ribera irresistible del sueño
-celeste llave de luna y de cometa -.

Con vértigo restaurado, pude leer su voz,
cerrado abanico, cercando al insomnio
en la palidez oculta 
... de unos brazos.

Beatriz Hernanz Angulo
La lealtad del espejo