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Morder la seda rosa de tu piel
hasta el carozo del deseo
y quedarme con el zumo
... entre los labios.
En las llamaradas del leño
seguir la biografía de un poema,
la trémula complicidad de los acordes.
Y oír en la posada del encuentro,
las exigencias del alma
como un sol descorazado
y compañero...
Renée Ferrer