Sorpresa ...


Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. 
No lo conocía nadie. 
¡Cómo temblaba el farol! 
Madre. 
¡Cómo temblaba el farolito de la calle! 
Era madrugada.
 Nadie pudo asomarse a sus ojos abierto al duro aire. 
Que muerto se quedó en la calle 
que con un puñal en el pecho y que no lo conocía nadie...

Federico García Lorca