Ajustes

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Si en un insomnio cualquiera, uno pretende aliviar el desvelo,
puede que se le ocurra mirar hacia atrás.
Cuántos hechos y desechos se acumulan en cada recoveco de la memoria;
amagos de osadía, pasos en falso, desamores y amores, admiraciones 
esperpentos, porquerías y chispas de humor. Uno apenas se reconoce 
en los cruces de sí mismo consigo mismo, como si se tratara de 
confusos borradores del azar, de rostros en la niebla, de maletas perdidas.
Y en la balanza octogenaria, el platillo del pasado pesa mucho más 
que el del futuro.
Pasó mucho y queda poco. No cabe duda de que algo se ha aprendido,
por ejemplo a asumir el dolor; el físico, que puede ser curable, y el otro,
que se prende en el alma para siempre.
El ayer transcurre sobre el friego, sobre el mar, sobre la tierra.
Nada puede borrarlo, porque es hálito, destino. 
No hay más remedio que meterlo en la bolsa, y cómo pesa.

El presente es apenas una línea divisoria, una frontera que de poco sirve. 
Uno la pisa y la pasa, y el avaro futuro 
... nos recibe con su abrazo implacable.

Mario Benedetti
Vivir
Vivir Adrede