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Hoy quisiera que tus dedos
me escribieran historias en el alma.
Hoy quisiera que tus besos
abrazaran mi vida entera.
Hoy quisiera que tus ojos, cuando me miran,
fueran una sonrisa eterna.
Hoy quisiera que tus manos
fueran una canción que se mete en mi almohada.
Hoy quisiera que tus piernas implacables
fueran una explosión de placer y gozo.
Hoy quisiera que la piel de tu cuerpo
fuera infierno de mis deseos.
Hoy quisiera,
que me regalaras todos tus amaneceres
... en derroche de alegría.
Gustavo Monti