Otherness...

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Siempre me aconsejaron que escribiera distinto, que no sintiera emoción sino
pathos, que mi cristal no fuera transparente sino prolijamente esmerilado
y sobre todo, que si hablaba del mar no nombrara la sal.

Siempre me aconsejaron que fuera otro y hasta me sugirieron que tenía 
notorias cualidades para serlo, por eso mi futuro estaba en la otredad.
El único problema ha sido siempre mi tozudez congénita, neciamente no quería 
ser otro, por lo tanto continué siendo el mismo.

Otrosí digo, me enseñaron después que la verdad era más bien tediosa, el amor
cursi y combustible la decencia , bastarda y obsoleta.
Siempre me instaron a que fuera otro pero mi terquedad es infinita, 
creo además que si algún día me propusiera ser asiduamente otro, 
se notaría tanto la impostura que podría morir de falso crup 
o falsa alarma u otras falsías.

Es posible asimismo que esos buenos propósitos sean sólo larvadas formas del 
desamor, ya que exigir a otro que sea otro, en verdad es negarle su otredad 
más genuina como es la ilusión de sentirse uno mismo.
Siempre me aconsejaron que escribiera distinto pero he decidido desalentar,
humilde y cautelosamente a mis mentores. 

En consecuencia, seguiré escribiendo igual a mí o sea,
 de un modo obvio irónico terrestre, rutinario tristón desangelado, 
(por otros adjetivos se ruega consultar críticas de los últimos treinta años) 

Y eso tal vez ocurra
Porque no sé ser otro 
que ese otro que soy para los otros...


Mario Benedetti
Las soledades de Babel
Inventario Dos