Cuando el Amor no Dice la Última Palabra

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La tarde pastoral de alterno cielo, 
rayos de tu tormenta desatados,
mas luego azul total, cielo amados,
me llena de pasión o de desvelo.

Asciendo así del tormentoso anhelo
a una paz de reposos entregados,
mas desciendo otra vez a los estados mismos 
de que partí para mi vuelo.

Ay, esta indócil pleamar me inunda,
esta tarde frenética y liviana.
Déjame, pues, sí, deja que me hunda en este frenesí de lluvia vana.

Luego me elevaré hasta ti, profunda.
Luego serás mi primavera humana.

Vicente Gaos



Fotografía y gráfico de Svetlana Belyaeva