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Arrebátame, amor, águila esquiva,
mátame a desgarrón y a dentellada,
que tengo ya la queja amordazada y entre tus garras la intención cautiva.
No finjas más,
no ocultes la excesiva hambre de mí que te arde en la mirada.
No gires más la faz desmemoriada y muerde de una vez la carne viva.
Batir tu vuelo siento impenetrable, en retirada siempre y al acecho.
Tu sed eterna y ágil desafío.
Pues que eres al olvido invulnerable,
vulnérame ya, amor, deshazme el pecho y
anida en él, demonio y ángel mío.
Antonio Cala
Fotografía: Love blind
Por: Monica Lazar